domingo, 28 de abril de 2013

MANCO CAPAC Y MAMA OCLLO

El sol, viendo el estado penoso de los hombres, creó una pareja: Manco Capac el varón y Mama Ocllo, su esposa; les colocó un cetro de oro y les ordenó ir por el mundo para civilizar a los pobladores. Les encargó fundar un reino, e implantar en él el culto al sol.

Manco Capac y Mama Ocllo salieron de las espumas del Lago Titicaca en la Isla del Sol (Bolivia), y avanzaron hacia el norte. El cetro de oro les serviría para encontrar el lugar ideal para la fundación del Imperio, pues en él se hundiría el bastón hasta desaparecer.

Decidieron separarse, marchando Manco Capac al norte y Mama Ocllo al sur del valle, para convocar a la gente y someterla. Los habitantes de todo el valle no tardaron en reconocerlos como seres sobrenaturales. Después de un largo recorrido, el cetro se hundió en el cerro Huanacauri. Manco Capac y Mama Ocllo se establecieron allí.

Manco Capac mandó a los que estaban con él instalarse en la parte alta del valle, que se llamó Hanan Cuzco; y Mama Ocllo colocó a los suyos en la pare baja o Hurin Cuzco. Ambos ayudaron a mejorar el lugar; enseñaron a los hombres que allí vivían a trabajar la tierra, a construir canales. A las mujeres Mama Ocllo les enseñó a hacer coser, cocinar y hacer.
Cuenta la leyenda, que el dios Sol, compadecido del estado de barbarie que vivían los pueblos, envió a sus hijos; nacidos de las espumas del lago, Manco Capac y Mama Ocllo, con el fin de civilizar y enseñar a los hombres.
Les entregó entonces una barretilla, encargándoles que por donde fueran buscaran introducirla en el suelo y que el sitio donde se hundiera designaría el lugar donde debía fundarse la capital de un su imperio.
Obedeciendo el mandato divino, la pareja salió de una de las islas del lago Titicaca, “hoy llamada Isla del Sol” y se dirigió hacia el norte en busca del sitio donde establecerían la cuidad imperial. Después de varios días de viaje y de hincar infructuosamente el suelo, llegaron al cerro Huanacaure y allá la barretilla se hundió al primer golpe. Entonces, en ese lugar, Manco Capac y Mama Ocllo fundaron la capital del Imperio Incaico, Cumpliendo con su misión.
Manco Capac enseño a los hombres los secretos de la agricultura como el cultivo de la tierra, el sembrío de las semillas y la fabricación de instrumentos necesarios para dichas faenas. También les enseñó a construir sus casas, caminos y acueductos. Mama Ocllo, por su parte, enseñó a las mujeres a hilar y a tejer, a confeccionar vestidos y realizar labores domésticas, como cocinar, lavar, etc.
Y así, según esta leyenda, empezó la civilización de los incas. Más hay otra igualmente bella, acerca del origen del Imperio Incaico.



LEYENDA DE LOS HERMANOS AYAR 

Sobre la montaña Pacaritambo (doce leguas al noroeste de Cuzco) aparecieron los hermanos Ayar, después del gran diluvio que había desvastado todo.
De la montaña llamada "Tampu Tocco" partieron cuatro hombres y cuatro mujeres jóvenes, hermanas y esposas de ellos a la vez.
Eran Ayar Manco y su mujer Mama Ocllo; Ayar Cachi y Mama Cora; Ayar Uchu y Mama Rahua y finalmente, Ayar Auca y su esposa Mama Huaco.
Viendo el estado de las tierras y la pobreza de la gente, los cuatro hombres decidieron buscar un lugar más fértil y próspero para instalarse. Llevaron con ellos a los miembros de diez Ayllus (organización inca que agrupaba diez familias) y se dirigieron hacia el sudeste.

Pero un primer altercado se produjo entre Ayar Cachi, un hombre fuerte y valiente, y los demás. Sus hermanos lo celaban y quisieron matarlo. Con ese plan, le ordenaron volver a las cavernas de Pacarina (se llama así, en quechua, al lugar de los orígenes) a buscar semillas y agua.
Ayar Cachi entró en la caverna de Capac Tocco (ventana principal de la montaña "Tampu Tocco") y el sirviente que lo acompañaba cerró con una gran piedra la puerta de entrada... Ayar Cachi jamás pudo salir de allí.
Los siete hermanos y hermanas restantes, seguidos de los ayllus, prosiguieron su camino y llegaron al monte Huanacauri, donde descubrieron un gran ídolo de piedra con el mismo nombre. Llenos de respeto y de temor frente a este ídolo, entraron al lugar donde se lo adoraba.
Ayar Uchu saltó sobre la espalda de la estatua y quedó enseguida petrificado, haciendo parte en delante de la escultura.
Aconsejó a sus hermanos de seguir el viaje y les pidió que se celebre en su memoria la ceremonia del Huarachico, o "iniciación de los jóvenes".


En el curso del viaje Ayar Auca fue también convertido en estatua de piedra, en la Pampa del Sol. Ayar Manco, acompañado por sus cuatro hermanas, llegó a Cuzco donde encontró buenas tierras; su bastón se hundió con facilidad pero no pudo retirarlo sin esfuerzos, lo cual era una buena señal. Entusiasmados conr el lugar decidieron quedarse allí.
Ayar Manco fundó entonces una ciudad, en nombre del creador Viracocha y en nombre del Sol. Esta ciudad fue Cuzco (ombligo, en quechua), la capital del Tahuantinsuyo (imperio de las cuatro provincias).


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